En el periodo de infancia
consideramos como actividades de la vida diaria aquellas que son
significativas, y que proporcionan autonomía, entre todas ellas se encuentran:
vestirse y desvestirse, elegir la ropa, doblarla, lavarse la cara y los
dientes, peinarse, ducharse, secarse, limpiarse los esfínteres, preparar los
alimentos, comer, levantarse de la cama, desplazarse a diferentes lugares, usar
el despertador, hacerse la cama, prepararse las cosas para ir al colegio y por
supuesto jugar. La forma en que los pequeños y pequeñas aprenden a entender el
funcionamiento del mundo es a través del juego, por ello se utilizará
constantemente a fin de fomentar su desarrollo.

Para realizar todas las tareas
mencionadas anteriormente los niños y niñas requieren de ciertas habilidades,
compensaciones, uso de ortesis y prótesis que la terapia ocupacional conoce de
primera mano.
Nuestra formación reúne
conocimientos de diferentes ciencias, entre ellas aspectos de la antropología,
ciencia de la ocupación, de la educación y aspectos sensorio-motores y
psicológicos. Por esta razón tenemos una profesión que en equipos multidisciplinares
no se puede reemplazar, y aun menos si hablamos de atención temprana. Puesto
que durante la infancia las niñas y niños tienen mayor capacidad de aprendizaje
y mayor receptividad a la hora de ir a terapia, aspectos que debemos aprovechar
para incrementar todas las capacidades posibles.
Desde Terapia Ocupacional es
importante trabajar de forma cercana a la familia y el entorno, pues
perseguimos la independencia y consideramos que sólo cuando se es capaz de
generalizar, el aprendizaje ha sido integrado.